Nacimiento: 23 de Noviembre de 1887, (Dulwich, Londres, Inglaterra).
Fallecimiento: 2 de Febrero de 1969, (Midhurst, Sussex, Inglaterra).
Aunque parezca dificil de creer el mayor astro del cine terrorífico debió su desarrollo a un error de Béla Lugosi, y fue que cuando le ofrecieron al actor húngaro el papel del monstruo en el proyecto del filme “Frankenstein”, lo rechazó porque no quería someterse al maquillaje (de varias horas) necesario y también porque no tenía diálogo. William Henry Pratt comenzó a actuar de niño, pues ya en 1897 se presentó en una representación infantil de La Cenicienta hecha para Navidad, en la que el futuro astro hizo el papel de rey malvado. Luego de una infancia muy triste, siendo maltratado por sus hermanos mayores, emigró al Canadá, rompiendo el deseo paterno de dedicarse a la diplomacia, e intentando la aventura de ganarse la vida con el teatro. Pronto pasó a los Estados Unidos en donde tuvo que realizar diferentes trabajos hasta que llegó a California en donde consiguió pequeños trabajos como extra en filmes mudos. Entre 1919 y el final del cine mudo Karloff apareció en más de medio centenar de filmes, mayormente en papeles de villano secundario, personificando todo tipo de caracteres, como bandidos, piratas, indios, montañeses, árabes, mestizos, etc.
Más tarde, llegado el cine sonoro, Howard Hawks le dio un papel secundario en un filme socialmente comprometido llamado “The Criminal Code” (1931). Allí lo vio James Whale, también inglés, y su aspecto siniestro le convenció a hacer la prueba y quedarse con el papel del monstruo. “Al monstruo le debo todo” diría Karloff muchos años después, y realmente su carrera comenzó a partir de este papel, ya que se lo entronizó como el Rey del Terror, sucediendo a Lon Chaney en tal meritorio puesto. En el citado filme su nombre no aparecía en los títulos de crédito iniciales y se indicaba que el monstruo era personificado por alguien indefinido (se lo anunciaba como un signo de interrogación “?”). Pero con el correr del tiempo Boris dejó de ser actor secundario y pasó a ser una estrella de primer orden en el firmamento hollywoodense y durante varios años su participación en los filmes era anunciada solo con su apellido, un honor previamente reservado a astros como Valentino y otros. Pero había sido un gran sacrificio, especialmente por las horas que tuvo que soportar el maquillaje de Jack Pierce y por los dolores de espalda que lo aquejaron durante la filmación. Durante los años ‘30 Boris Karloff no solo se destacó en papeles siniestros sino que tuvo participaciones memorables en filmes no terroríficos como “Scarface” (1932) un clásico del cine policial en el que interpretaba a un gangster y “La Patrulla Perdida” (1935) soberbia demostración de cine de aventuras de John Ford, en que hacía un papel más ajustado a su personalidad que era el de un soldado fanático religioso que se iba volviendo cada vez más loco.


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Fuente: Cinefania Online
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